viernes, 11 de enero de 2013

Se acumula el sueño en la cama

Ayer volví a decidir que hoy por la mañana me ahorcaba. Al final me he quedado dando vueltas en la cama hasta las tantas. Aunque me acosté a las once y media o doce de la noche, he salido del catre prácticamente a las dos de la tarde. He estado despierto dando vueltas sin poder dormirme otra vez entre las seis y media y las nueve y media. Aún así no quería salir de la cama. Ahora que voy a tener que comer casi recién despierto me siento culpable y preferiría haberme levantado para ir al gimnasio. Bueno, tampoco me siento tan culpable.


Lo que más me sorprende de todo esto es que, aunque voy eliminando planes de mi lista de planes, sigo con varios en pie que no son para nada pasivos. Más bien al revés, tengo planeado dar un cambio radical en mi vida (irme a vivir a otro país para intentar encontrar trabajo), que va a necesitar toda mi atención y energía. Por eso los otros planes van diluyéndose. Pero la idea de quitarme de en medio no se va de la cabeza. Es como un plan seguro que me libera de todo lo demás.

Aún ahora mismo pienso que este fin de semana quizá podría intentarlo, porque me quedaré otra vez solo en casa y con posibilidades de hacerlo. ¿Por qué quiero hacerlo? Para terminar con todo esto de una vez y no tener que preocuparme más por el pasado ni por el futuro. No soy capaz de centrarme en el ahora. Sin sufrir, claro: sufro por el pasado y por el futuro. La situación vital que ahora mismo atravieso no me aporta nada, ni yo a ella. Soy un recuerdo doloroso que camina.

De todas formas me dejo un tiempo de margen, como este fin de semana. Es posible que lo haga, es posible que no lo haga. Igual solo tengo que rendirme ante el mundo: estoy vencido. Lo mismo desde ese punto de partida las cosas cambian. Pero la mente es cabezota y mi memoria dañina. Aún así hay bastante gente que cree que todo esto son tonterías y se me pasará. Supongo que lo que espero es que se me pase y recupere la ilusión por vivir que conocí en algún momento. El problema es que las cosas no pasan así: pueden pasar las ideas suicidas, pero con la vida vas a tener que enfrentarte sin más remedio. Porque en la cama todo el día, cogiendo sueño, no te puedes quedar.


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